domingo, 2 de noviembre de 2008

Un domingo cualquiera...

Después de una semana sufriendo un resfriado que se negaba a abandonarme, hoy por fín me he encontrado algo mejor, y he sentido la necesidad de dar una vuelta, estirar la piernas, tomar el aire, y sentir el sol en mi piel.

En plan domiguero (y nunca mejor dicho), he paseado por el centro, he cotilleado en las tiendas de chinos (llevaba el cuello al aire y hacía viento, así que me he comprado una pashmina), y he acabado en la playa. El viento le imprime un color especial al mar, un verde de un tono muy peculiar, que no se ve por aquí a menudo, como tampoco se suelen ver olas como las de hoy. Hoy el mar no parece hecho de hombres de agua, sino de caballos salvajes, al galope, compitiendo entre ellos para ver quien llega el primero a la playa.

He acabado por pasear por la orilla. Aún podían verse las huellas dejadas por el oleaje las pasadas horas. La arena, húmeda hasta mitad de playa, estaba cubierta por decenas de medusas, del tamaño de pelotas de tenis, diseminadas por la orilla. Curiosas criaturas, las medusas; tan hermosas, y tan peligrosas...

A pesar del viento, la temperatura es agradable, he invita a sentarse al sol. Hoy es un hermoso día.

2 comentarios:

OaBy dijo...

La medusas siempre me han fascinado: ese ondeante quasi hipnótico mecer de sus tentáculos, esos colores que se disuelven en la inmensidad del agua... Y luego, cuando las sacas de su elemento se muestran tan desvalidas, agonizantes.
Como tú dices, son tan hermosas y tan peligrosas. Meta-esencialmente, creo que son femeninas

Soy_Muy_Flamenca dijo...

Nunca me he cruzado con una medusa de agua.... de tierra si, pero de agua no.... Mi mayor aventura con animales maritimos, es haber pisado erizos de mar, pero ver medusas, no, y si las he podido encontrar... las he confundido con bolsas del mercadona.